Hecho de menos mi niñez...
ese bar, al cual iba a pedir avellanas, pues con cinco duros recibía una bolsa
enorrrme de avellanas! Y todo, porque ese viejete me quería, me adoraba. Él pellizcaba
mis mofletes y los apretaba mientras exclamaba:"Marinita, que bonita
eres".Y de seguido plantaba un beso en las mismas mejillas que había
enrojecido. Hecho de menos mi niñez...
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