miércoles, 9 de enero de 2013

Un beso.



Ahí está, mirándome, con esos ojos brillantes y azules, con una sonrisa picara de las de toma pan y moja. Y sigue, sigue haciéndolo, mirándome descaradamente, y mientras tanto, yo  agacho la cabeza mordiéndome el labio para no sonreír, para que no se de cuenta, aunque apuesto a que lo sabe, sabe que me encanta, que es una tentación enorme, que me encantaría acercarme y arrebatarle esa sonrisa picara con un beso; un beso cálido, fuerte, inesperado… un beso.